Entre 1981 y 2007 más de 30 países reemplazaron o complementaron sus sistemas pensionales con fondos de pensiones basados en ahorro individual, un proceso comúnmente conocido como privatización de pensiones. Las reformas de las pensiones buscaban aliviar la carga fiscal a largo plazo y se entendía que estas reformas generarían un costo fiscal a corto plazo, que valía la pena asumir para asegurar la sostenibilidad a largo plazo.
Con la llegada de la recesión económica mundial de 2007-2008 muchos países, tanto desarrollados como en vía de desarrollo, hicieron ajustes a sus sistemas pensionales que iban dirigidos a corregir algunas fallas, pero manteniendo el protagonismo y el espíritu del pilar de ahorro privado. En contraste, esta recesión encontró a Argentina y Hungría fiscalmente sobrecargados e incapaces de acceder a crédito internacional adicional.
Giselle Datz y Katalin Dancsi, en su artículo La política de reversión de la reforma de pensiones: un análisis comparativo de Hungría y Argentina, argumentan que la nacionalización de los fondos de pensiones en Argentina y Hungría no se puede entender solamente por el contexto institucional caracterizado por una mayoría legislativa y una oposición relativamente débil. La necesidad de recursos de corto plazo es una variable fundamental para explicar la reversión de la reforma de las pensiones en estos países, que inevitablemente pone en duda la sostenibilidad del sistema pensional en el largo plazo.