Después de un 2021 con unas excelentes rentabilidades para los afiliados, hemos visto un primer semestre del año mucho más volátil. Pese a que el año pasado la reactivación económica afianzó el optimismo en los mercados, en el 2022 se ha reavivado la incertidumbre frente a la velocidad de recuperación y crecimiento de las economías a nivel global ante la elevada inflación e incertidumbre frente a una recesión en EEUU. La persistencia de interrupciones en las cadenas de suministro a nivel global y los fuertes incrementos de la inflación han generado una mayor presión en las economías, impulsando mayores incrementos en tasas de interés global y políticas monetarias cada vez menos laxas de los bancos centrales. A su vez los temores de una recesión económica global y los impactos de la Guerra entre Ucrania y Rusia aun persistentes, han exacerbado la incertidumbre y la aversión en el mundo impactando los activos a nivel global.
En el mes de junio se presentaron desvalorizaciones generalizadas asociadas a un mayor temor de desaceleración y continuidad de incrementos de tasas de los principales bancos centrales ante las presiones inflacionarias. Colombia no ha sido la excepción y pese a que la demanda se ha reactivado, persisten choques sobre la oferta y se mantiene la incertidumbre asociada a la inflación y a la situación fiscal futura. A su vez el impacto de factores idiosincráticos asociados a las elecciones generó incertidumbre frente a la evolución del mercado local de acciones y bonos.
