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Pensions at a glance 2019

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La OCDE repasa y analiza las medidas que se han venido llevando a cabo en países miembros de esta organización entre septiembre de 2017 y septiembre de 2019. Adicionalmente, se detallan algunos indicadores de políticas en materia pensional para todos los países pertenecientes a la OCDE y al G20. En esta edición del reporte, se analizan temas como: 1) las reformas pensionales recientes; 2) Formas de trabajo no convencionales y pensiones; 3) si ¿las pensiones complementarias están correctamente diseñadas para adaptarse a las formas de trabajo no convencionales?   4) Diseño de los sistemas pensionales; 5) Derechos de pensión; 6) Contexto demográfico y económico; 7) Ingresos y pobreza de las personas mayores; 8) Finanzas de los sistemas de ingresos de pensiones y 9) Fondos de reserva de las pensiones.

Entre las principales observaciones que realiza la OCDE está el hecho de que se necesita vigilancia para no poner en peligro el progreso que se ha logrado para que las pensiones sean más sostenibles. Dado que el envejecimiento de la población se está acelerando cada vez mas en la mayoría de los países miembros de la organización, es necesario mantener niveles financieramente sostenibles de pensiones.

Las recientes reformas se han centrado, en muchos casos, en flexibilizar algunos requisitos como la edad para que más gente acceda a una pensión, además de abogar por ampliar la cobertura. Por ejemplo, en países como Hungría, Islandia y Lituania, se modificaron las tasas de contribución. Por otro lado, las pensiones mínimas aumentaron en Austria, Francia, Italia, México y Eslovenia. Únicamente en Estonia se subieron las edades de pensión, a 65 años para 2026. Más de la mitad de países miembros de la OCDE planean aumentar la edad de jubilación de 63,8 años a 65,9 años en promedio para 2060. Aunque se advierte, que este cambio por sí solo será insuficiente.

Otro punto que se ha tratado en las reformas recientes es la tasa de reemplazo de los esquemas obligatorios. Estas tasas están calculadas para los trabajadores con salario promedio con carrera completa equivalente al 59% en promedio. Se prevé que las tasas de reemplazo caigan en las próximas décadas en la mayoría de los países miembros de la OCDE.

Una pregunta que intenta responder la OCDE es por qué el trabajo no convencional plantea problemas para las pensiones. Pues bien, este grupo de trabajadores es muy amplio y llega a representar en promedio más de un tercio del empleo en los países miembros de la organización. También se observa que este tipo de empleados generalmente pagan contribuciones a pensiones más bajas que los trabajadores con empleos convencionales que reportan ingresos similares. Estos bajos aportes por parte de los no convencionales se dan por los pocos incentivos que tienen estos trabajadores para contribuir a esquemas voluntarios, la poca claridad que hay de la base de cotización para los mismos, y tasas de cotización nominales más bajas, entre otros. Esto, a su vez, puede generar problemas en el largo plazo para los beneficios de pensión de los por cuenta propia y para la capacidad de generar pensiones justas y sostenibles.

Al llegar a la edad de pensión, los trabajadores independientes tienden a tener pensiones más bajas que los empleados con trabajos convencionales, adicionalmente, los primeros, tienen más barreras para acceder a los beneficios de las pensiones financiadas/subsidiadas. La OCDE calcula que, con los datos de aportes voluntarios de sus países miembros, los trabajadores por cuenta propia reciben una pensión 20% menor a la que perciben los trabajadores con contratos convencionales a pesar de reportar el mismo ingreso salarial. El mensaje principal de la OCDE es que muchos países deben tomar medidas para mejorar los resultados de las pensiones de los trabajadores no convencionales. Las reformas que se tienen que plantear deben mitigar las disparidades entre ambos tipos de trabajadores en cuanto a cobertura, aportes y derechos de pensión. Además, deben facilitar la movilidad laboral entre estos tipos de trabajo.

Finalmente, la OCDE resalta que es necesario establecer requisitos de ingresos mínimos para las pensiones en niveles suficientemente bajos, con el fin de eliminar las barreras que enfrentan trabajadores bajo la modalidad de temporales o de medio tiempo para lograr cumplir con las condiciones de elegibilidad para pensionarse. También, se debe garantizar que todos los tipos de trabajadores conserven sus derechos y sus activos al cambiar de trabajo, así como que puedan seguir ahorrando como lo venían haciendo o transferir sus derechos adquiridos. Para mejorar la cobertura, se debe atacar los problemas que se originan en los cambios de modalidad de trabajo y en las posibilidades de retiro anticipado. Además, advierten que los esquemas de aportes voluntarios y de auto inscripción deberían estar disponibles para todo el mundo sin discriminar por los tipos de contrato. Para poder alinear las reglas de pensiones para todos los tipos de trabajo, se debe buscar igualar las tasas de aportes entre empleados y empleadores.