El mercado laboral de nuestro país está pasando por uno de sus peores momentos, la tasa de desempleo y la cantidad de trabajos que se están perdiendo mensualmente son solo comparables con la peor crisis que ha vivido Colombia al final del siglo XX. Uno de los factores que más intensifica la destrucción de empleo es la alta informalidad que tiene el país. Antes de la crisis generada por el COVID-19, los informales representaban alrededor del 63% de los ocupados, es decir, más de 14 millones de personas no contaban con ahorros para periodos donde quedan cesantes de su empleo ni para su vejez. De estos, la gran mayoría son trabajadores por cuenta propia, es decir que viven de lo que producen diariamente. Por lo tanto, un cierre total de actividades económicas como el que sufrió la economía durante abril era previsible que iba a dejar gran parte de estos hogares sin ingresos. Asimismo, firmas de múltiples sectores que, contratan de manera informal, se vieron presionadas a cerrar y dejaron a sus trabajadores sin empleo.
